02 noviembre, 2006

Observando

Te sorprendías al observarte observar a un niño, cuanta ternura y alegría ¡era puro deleite!.
Hasta contravenías normas, esos giros de cabeza para no desaprovechar la escena, sin pudor y con indiscreción, así lo delataban.
Tu madre lo hacía, tu tambien, no perdíais de vista sus juegos, desde el anonimato, los comentabais y saboreabais.

¡Que feliz era! la alegría iluminaba su cara, como te gustaba verla así, anhelabas su sonrisa, ¡cuanto degustabas esa complicidad!.
Los chiquillos siguen estando, y tu atención fija en sus travesuras y diversiones, te transporta a su mundo, un mundo de ilusión donde ella sigue estando.