30 agosto, 2009

Una llamada con chispa

Agosto ¿16, 18? da igual, recibo una llamada sorpresa, no por de quien era, sino por lo que era.

Estoy sola y feliz, me dijo, reduje mi vida a mi, no paro de hacer y no me canso, cómo lo imprescindible y no necesito mas, descanso para luego reanudarme…

Y eso es lo que tenía que decirme y era maravilloso oírla decir, era una niña pequeña como esa que fue hasta que decidió hacerse mayor y cargar con lo que se pensó siempre que era suyo.

¡Así hacemos!

Y comprendí en su piel que cuando relajamos y nos dejamos fluir sin pretender controlar todo, sale lo que somos lo que queremos y ¿Porque no? A lo que vinimos.

¡Que poco necesitamos para sentirnos llenos y cuanto nos cuesta, sin embargo, encargarnos de lo que suponemos es la felicidad de los demás!

29 agosto, 2009

El lector vampiro

Es este un relato de Javier Cercas que leí este verano sobre el libro y los lectores y me sentí descrita.
Mi necesidad de ellos es tal que no soy capaz de dejarles ni un minuto de soledad, les absorbo el alma.

¿Qué es un lector vampiro?

Bellow lo explica bien: no es el lec­tor que lee para matar el rato o para divertirse, ni siquiera para hacerse sabio; todo eso es estupendo, pero el lector vampiro no lee para nada de eso: lee para sobrevivir.

De hecho, podría incluso decirse que, propiamente, el lector vampiro no lee libros: los apalea, los acu­chilla, les arranca las entrañas, les chupa la sangre, les roba el alma; no quiere leer los libros: quiere ser los libros, que los libros leídos pasen a formar parte, como dice Bellow, "de la propia sustancia".
Esta atroz carnicería suele ser un espectáculo aterrador, y por eso el lector vampiro procura llevarla a cabo sin testigos, como si se tratara del acto más íntimo de su vida íntima; y por eso, también, el lector vampiro suele ser un mal reseñista de libros, está demasiado absorto devorando las vísceras del libro para opi­nar sobre él, pero no necesariamente un mal crítico, aunque, como el libro ha pasado a ser sangre de su sangre, casi siempre sea muy difícil distinguir si lo que dice lo dice del libro o lo dice de sí mismo.
En suma: este tipo de lector sólo lee en realidad para sal­varse, ese verbo que desde hace 50 años es imposible escribir sin que se le escape a uno la risa.

Pero lo que sí sé es que hay por ahí todavía lectores vampiro, gentes capaces de apostarse enteras en cada frase y de jugarse el tipo en cada página, porque sienten todavía que la lite­ratura es el mejor modo de que todo esto se vuelva más rico, más complejo, más intenso y más real; gentes nocturnas que sobrevi­ven sorbiendo sangre ajena, tan seguras como todo el mundo de que no se salvarán, pero más dispuestas que casi todo el mundo a vender caro su pellejo.

28 agosto, 2009

Caminando a Santiago

Desde Samos a Sarria, dirección Porto Marín, Palas de Rey, Pedrouzo y Arzua llegamos a santiago.

Este fue el trocito de Camino que hicimos, claro, que como ya hay tanta gente que lo hace, pues parece que se reduce, a unos cuantos kilómetros, algo menos de tripita y algo mas de pulpo para el cuerpo.

Pero ahora sentada delante de mi portátil y después de 4 meses, lo que me llevo ordenar las fotos, y darles entrada a este mundo virtual, me veo corroborando lo que se dice sobre él, viaje iniciativo, espiritual…

¡Que exagerada! Pensara alguno pero es verdad que en la distancia sientes su magia, tu vida la casi borras, olvidas y pasas a ocuparte tan solo de tus pies.
Poco romántico, seguro, pero son tu más preciada herramienta en tu empeño, que no salgan ampollas, que no sufran, que si el calcetín, que si la vaselina.

Tu centro cambia la importancia la da el continuar, tu felicidad se cifra en caminar.

Mientras, vas contenta, te ríes, admiras el paisaje, te cuestionas si harás esa subida, cuando llegara la hora de la clarita de cerveza, charlas de todo y de nada.

Bon camiño, y en ese saludo fundé el deseo de seguir mi camino que fue bueno, pues lo elegí.