07 octubre, 2006

Camino del Hayedo

Como sorprende que cosas que hacemos con cierta desgana nos llegen a hacer felices, y eso fue lo que sentí,felicidad, buscando el sendero de regreso a nuestro punto de partida, Becerril, pueblito serrano en las proximidades de Riaza.
La culpa fue de esa excursión, anunciada desde hacía un mes, planeamos las cosas con tiempo, porque es tan difícil coincidir, cuando las cosas dejan de ser costumbre, todo cuesta mas.
No importaba donde ir, el lugar sería bello, además, queríamos vernos, contarnos... caminar,y ¿donde mejor que en la montaña?.
Llego el día y la pereza con el, estábamos agotados antes de salir, pero ahí estábamos los cuatro disimulando la desgana.
A la Sierra de Aillón se encaminan nuestros pasos, a ver una panorámica del Hayedo de la Tejera Negra.
El otoño nos empieza a regalar sus colores.
Riaza, nuestra primera parada, nos premia con un piscolabis. Becerril, con sus siete habitantes, en epoca de invierno, alguno mas en verano, remanso de paz y explosión de naturaleza, nos regala su belleza.
Las botas, mochilas y bocatas eran nuestro equipaje, la montaña nos dio el resto, color, desnivel, silencios, la conversación y el buen rollo corrió de nuestra parte.
Y lo que en un principio fue desgana se convirtió en alegría, paz interior, y como no un cariño grande y especial, hacia ellos, mis amigos, que lograron que mi pereza se convirtiera en alegría.