2016, año nuevo, fuimos a buscarte a Sicilia ¡que sitio tan bonito! y nuestro encuentro fue divertido, con alegría, mucha alegría.
Sicilia ¡cuántas civilizaciones pasaron por aquí! griegos,
romanos, bizantinos, normandos, aragoneses, borbones… todos dejaron su impronta…
y tú estás orgullosa de haberte quedado con lo mejor.
En Palermo
saboreamos el pasado aristocrático que se hace más intenso al aproximamos al
Teatro Máximo y su bullicio navideño.
En Segesta no nos sorprende que haya un Templo Dórico,
ubicado en tan maravilloso paisaje.
Trapani es famosa por su sal, al ver las salinas y los
molinos que la hacen me lleva a pensar aquello
de sois la sal de la tierra…
En el Valle de los Templos en Agrigento hicimos un baile con
el sol, que igual se escondía a través de las columnas de los templos, que nos volvía
a regalar con algún rayo, para esconderse de nuevo juguetón. Los templos de la
Concordia, el de Juno, el de Hércules, fueron los principales protagonistas.
En los mosaicos de la villa Romana del Casale, que son
maravillosos, vimos mujeres en biquini… eran deportistas.
La subida al Etna, me encanto, eso sí, mucho frio, la cabeza tronada, mucho aire que
te bamboleaba algo, pero compenso ver los cráteres, su magnificencia.
La cena de fin de año fue… rara, un risotto de arroz acompañado con pasta, un puré
de lentejas, garbanzos y castañas a trozos haciendo acto de presencia… un
postre de chocolate que era una bomba deliciosa… menos mal que luego nos
echamos unos bailongos y algún gramillo bajaríamos.
Resumiendo una cena que no iba al estomago, se instalaba directamente en el Michelin,
eso sí, bañada con Champagne a discreción.
También estuvimos en Siracusa, En la isla de Ortigia, en
Noto, en Cefalu… todo precioso…
Y con todo esto comprendemos que Sicilia tiene más viajes,
de playa, de paisaje, de paisanajes, pero lo que nos toco en este momento fue
fabuloso…
Los compis de viaje fueron estupendos, cordiales, hicimos
risas y porque nos falto algo de tiempo sino pudo salir hasta un coro… en fin… Sicilia
Molas.
Resumiendo una cena que no iba al estomago, se instalaba directamente en el Michelin, eso sí, bañada con Champagne a discreción.