Volví a Venecia después de ¿30 años?, más o menos, pensando que no me impactaría tanto como la primera vez y no se cumplió.
Conservaba en mi retina esa sensación de cuento de hadas que me embargo navegando en la oscuridad de sus canales en compañía del alumbrado de sus fachadas.
¡Quería volver a sentirlo!
Y me encontré una bella ciudad medieval de atardeceres dorados inundándonos de energía que guardamos a buen recaudo.
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01 noviembre, 2007
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