05 diciembre, 2010

Un camino escogido

Cuantas veces las cosas las hacemos para que nos quieran, para pertenecer a algo o a alguien, para no fallar, así vamos por la vida pendiente de los otros y poco de nuestros deseos, nos abandonamos tras una mascara de agrado a los demás.

Llega un punto en el que el péndulo de la vida en su oscilar te lleva a preguntarte ¿para que? el aprecio externo es puntual y no puedes cesar en su búsqueda y te esfuerzas mas y mas en tu empeño de apresar atención y seguir capturando amor.

Te cuestionas lo de apartar el velo de tu olvido y ahí comienza la responsabilidad por tu vida, donde descubres que, ya, no hay culpables ni fuera ni dentro de ti, solo compromiso contigo y con tu verdad.

El camino, no siempre es de rosas, es doloroso, reconocer las cosas menos estupendas de uno mismo, no es divertido, pero comienzas a vislumbrar tu sabiduría, lo que eres, lo que deseas y poco a poco vas adquiriendo conocimiento y experiencias nuevas.

Este trabajo personal que te recluye para hacerte preguntas donde no siempre tienes respuestas inmediatas, donde te observas y solo ves vacío y oscuridad, donde te alejas de tus seguridades, este lugar mágico es lo que se llama caos y para una mente acostumbrada a pensar que mas vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, es un quehacer duro que a la vez sabes que ya no tiene retorno, pues tu sabiduría interna te dice que es por ahí.

De todo este proceso, en el cual a cada uno le lleva su tiempo, se sale fortalecido, y tu vida cambia, ya no le das tanto valor a tu mente empiezas a conjugar tu cuerpo y tu observador interior que es el que empieza a llevar las riendas.

Y cada vez mas a menudo te topas con la intuición, esa sabiduría del alma, que nos brindamos al ir accediendo a nuestro subconsciente, esa base de datos secreta donde guardamos la llave de nuestro ser y de nuestro propósito en la vida.

Y en este punto es donde empieza a nacer algo nuevo, es como el regreso a casa pues nos convertimos en los creadores de nuestra vida. En los amos de nuestro destino.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Chelo me ha pasado este verano con una persona lo de tú primmer parrafo,y al final dices pero para que quiero agradarle?,es curioso,leerte hoy que estoy dandole vueltas a esto.
Siempre he creido que yo soy lo importante ,en fin no se ya te dire algo más.voy a seguir dandole al cerebelo.tere.

Chelo dijo...

Tere, al final y poco apoco nos vamos dando cuenta que a la persona que debemos gustar es a nosotros mismo, pues cuando te gustas tu y te valoras el mundo hace lo mismo contigo, ya que solo nos llega el reflejo de lo que emitimos.

Muchos besos.

¡que gusto sentirte!