Me los envía una amiga del alma, yo en mi afán de no se que …
digo: siiiii que vengan.
La ilusión de esperar a alguien importante se apodera de mí.
Para la bienvenida llega una flor blanca a mi vida, no
recuerdo su nombre, pero enseguida nos reconocimos, sabíamos que íbamos a
compartir algo.
Era emocionante, iba creando algo fantástico en torno a mi y
a mis visitantes, todo bien.
Llegaron, espere que sucediera algo especial, nada, tan solo
el cabreo hacia de las suyas, ¡tenia que encontrar a tres personas a quien
enviar a tan ilustres visitas! ya empezaron a ser una carga ¡con todo lo que tengo
que hacer! encima busca.
Y el estrés se acentúa, la renta en junio me desborda.
Mientras, me afanaba buscando futuros anfitriones y solo me
llegaba mi miedo a no encontrar a nadie y las respuestas de los candidatos, se
aliaban con el.
Tengo amigos demasiado terrenales, pensaba, al tiempo que
veía lo poquito mema que fui, ¡haberme metido en esto!
Y saltó, salto mi cólera, esa cólera que solo tapa miedo, mi
pavor a no conseguir el propósito, a no resolver mi cometido, miedo en estado
concentrado.
Y lo vi, si, ellos estaban ahí, si estaban ahí, mostrándome
mi sombra mi aprensión al fracaso, mi querer ser perfecta, hacia fuera, sin mirar hacia dentro y me vi pequeña y mendigando perfección para canjearlo por
atención y amor.
Y lo vi mientras mi compañero de vida, mi maestro mas
próximo, mi amor, me sufría y me vi con dolor y sentí culpa…y me vi.
Si, mis arcángeles me mostraban mi sombra y me rendí y entonces
vi que la impaciencia a lo largo de mi
vida también había servido para ser como soy con mis estupendades y ame mi
impaciencia y mi cólera y entonces como por arte de magia, reconocí mi mundo
con amor, a mis padres a los que amo con furia, a mi familia a mis amigos, y a
personas que tan solo veía de pasada sin pararme a contemplarlas, sentí ¡que
amaba!
Y ellos mis huéspedes reían y lo iluminaban todo y yo
mientras…
¿Loca? Bueno si así se cree será.
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