Emiratos Arabes

Fin de año y nosotros en Emiratos Árabes… a por uvas.
El poder del dinero es lo que marco casi todo el itinerario, lugares donde era difícil darse de bruces con el pasado, eclipsado por su presente ostentoso.
Sus gentes eran afables, sus zocos limpios, asépticos, alguno hasta fashion, sus mezquitas el no va mas por el no va mas.Con una mención especial a sus hombres embutidos en esas chilabas blancas, impolutas, ajustadas que acabarían con cualquier hipo.

En Dubai, de la subida al Burj khalifa impresiona la velocidad, casi a reacción, en ese súper ascensor y como no sus vistas, tan fotografiadas.
Pero la panorámica de su desierto majestuoso, envolviendo edificios grandiosos, produce la sensación de que con la naturaleza no hay quien pueda, aunque te empeñes.Claro, que tengo que reconocer, que el desierto es mi debilidad, su magia me llega.
Dubai Creek, es la ría natural que se prolonga más de 10 kilómetros en la tierra, fue bonito cruzarla en sus Abras.

Muscat en el sultanato de Omán es una de las ciudades más antiguas de Oriente medio, y carece del ambiente artificioso al que nos estábamos acostumbrando, bonito paseo por su zoco y por sus calles.

Khasab, la Noruega de Omán por sus fiordos es una bahía abrupta y en la cubierta de un barquito con alfombras y cojines alrededor iniciamos el recorrido por sus aguas tranquilas y limpias llenas de peces. Fantástica navegación rodeada de montañas con formas y colores impresionantes.

En Abu Dhabi la mezquita es majestuosa, hicimos fotos y fotos y el paseo observando su ski line estupendo.

Y como no destacar nuestro grupo variopinto, no tanto por su diversidad sino por como el destino nos fue enlazando, no se si sabría que llegaríamos a encontrarnos en Emiratos.

En fin, emocionante esa reunión de personas que al destino se le antojo juntar para que ejercitáramos la alegría y el acogimiento de unos por otros y lo hicimos.

Yo desde mi parte digo Gracias.


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