29 noviembre, 2008

Pulso entre Salva y la Dinesen

El creía en sus sueños y apostaba por ellos, salva.

Ella se dio cuenta de cosas y me lo transmitió en sus cuentos de invierno, Isak Dinesen.

Cada uno aporto su granito, no sin antes llevármelos a mis adentros y moldearlos a golpes de emoción que tuve que trabajar para llegar a puerto, donde ahora creo estar, si no encallada, si esperando nuevos rumbos.

Y es que yo, metódica, controladora no sabia del poder del abandono a la vida, el fluir que te lleva en cada momento a lo que necesitas.Y
eso es lo que paso en ese fin de semana mágico.

A cada alma nos dio lo que necesitábamos y a mi me puso delante, una vez mas, a un soñador, algo que siempre anhele, “actuar mi fantasía” y nunca me permití.
Y a la Dinesen, que reconoció, en su cuento “Las perlas” sentirse a gusto en la presión de la existencia y se rindió cuando comprendió que jamás conquistaría a los que no conocen las preocupaciones ni el temor.
“Yo les heriré el talón, pero ellos me herirán en la cabeza” decía.
Y la ternura apareció, se sintió feliz, pidió tregua para la felicidad y se pregunto ¿Por qué no la pedí antes?

Los dos me removieron y es que, aparecieron cuando tocaba, en otro momento no hubiera prestado atención a tanta lección.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias Chelo por tus palabras, y por todo.
Besos de Rebecka y Leo.
Un abrazo para ti y para Fernando.
salva