¡Hoy me han llamado señorita!
Me sentí complacida, cualquiera no, después de tanto tiempo con aquello de señora.
Y es que cosa curiosa, cuando eres joven estas deseando que te llamen señora por la connotación aquella de que ya estas recogida.
Cuando pasan unos añitos y ves que lo de estar recogida no es para tanto, empiezas a necesitar el halago de llamarte señorita.
Y esa persona que se dirigió a mi en esos términos, un caballero, cuando yo le agradecí, me comento, es que las mujeres nunca tienen edad.
Sonreí, y pensé ¡que ironía! Nos deleitan con esas pequeñeces y luego resulta que nos pasan facturas por las arrugas, así esta este mundo, LOCO.
Me sentí complacida, cualquiera no, después de tanto tiempo con aquello de señora.
Y es que cosa curiosa, cuando eres joven estas deseando que te llamen señora por la connotación aquella de que ya estas recogida.
Cuando pasan unos añitos y ves que lo de estar recogida no es para tanto, empiezas a necesitar el halago de llamarte señorita.
Y esa persona que se dirigió a mi en esos términos, un caballero, cuando yo le agradecí, me comento, es que las mujeres nunca tienen edad.
Sonreí, y pensé ¡que ironía! Nos deleitan con esas pequeñeces y luego resulta que nos pasan facturas por las arrugas, así esta este mundo, LOCO.
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