Agosto ¿16, 18? da igual, recibo una llamada sorpresa, no por de quien era, sino por lo que era.
Estoy sola y feliz, me dijo, reduje mi vida a mi, no paro de hacer y no me canso, cómo lo imprescindible y no necesito mas, descanso para luego reanudarme…
Y eso es lo que tenía que decirme y era maravilloso oírla decir, era una niña pequeña como esa que fue hasta que decidió hacerse mayor y cargar con lo que se pensó siempre que era suyo.
¡Así hacemos!
Y comprendí en su piel que cuando relajamos y nos dejamos fluir sin pretender controlar todo, sale lo que somos lo que queremos y ¿Porque no? A lo que vinimos.
¡Que poco necesitamos para sentirnos llenos y cuanto nos cuesta, sin embargo, encargarnos de lo que suponemos es la felicidad de los demás!
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