Se prospera.
Consigue…
PUEDO, me susurro y…
No puedo, no
puedo...
Observo
como la paz, de puntillas, se va de mi vida.
La
incertidumbre me abraza, la soledad me mece al compás del miedo.
Y en un vértigo
de posibilidades, el movimiento continuo
aparece, el no poder parar se instala y la pereza se despide.
Mientras, el
cuerpo se airea, la mente crea historias ganadoras con nombre, cara y apellidos que son los míos.
El viento
me mece, el sol que ilumina mi cara es la luz que inunda de alegría cada poro
de mi cuerpo.
Ya lo
veo, no estoy sola, estoy con mi ilusión,
hay sendero que se va creando solo y hay un yo que me susurra al oído: no puedes
ser como todos, todos son muchos y variados y tú eres única.
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